TODO COMIENZO
REQUIERE UN INICIO.
HE AQUÍ EL INICIO DE UN COMIENZO.
Existe tres clases de seres; Los que nacen de las palabras, los que viven
en las palabras y los que mueren por las palabras… para siempre.
Cuando la
brisa del verano termina, siento el frio de la noche que abraza mi corazón. Crecen
las sobras que alimentan mi insomnio y sacan lo que llevo dentro dejándome
desnudo ante la verdad.
Soy el
maestro de mi guerra interna, de mis deseos y mis miedos, envenenado por mi
poesía infecta.
Me pregunto
?… Si nací para dejar cicatrices profundas en los corazones de muchos y así
justificar mi razón.
Mientras
consumo mis fuerzas para luchar atrapado entre los capítulos de un sueño que no termina, sigo
respirando de este sufrimiento sabiendo que de alguna manera lo perdí todo, sabiendo
que esta noche moriré en este mi infierno.
Declaro palabras de inocencia esperado una señal
mientras agonizo cada noche en este averno, esperando que mi Dios muestre su cariño
por mi espíritu perdido.
Ven y
quítame la dosis diaria de dolor, quítala y abrígame, dame el antídoto para la
soledad inyectada en mis venas y que la caricia de tu mano sea siempre mi amparo.
Necesito tu voz para llenar mi vacío y poder purificar mi corazón antes de que
estas silenciosas lagrimas rompan mi alma.
Cuando la
luna sigue dormida y el lecho de estrellas me protege, sangro por mí en una
sangría insuficiente que a borbotones me deja sin ti.
Cuando la
penumbra me rodea con ternura en un olvidado abismo …el crepúsculo de recuerdos
irrumpe en mi mente.
Soy el
maestro de mi enamorado amor, de la magia que nunca me alcanza, envenenado por
mi poesía infecta.
Me pregunto
?… Si no necesito de esta soledad para ser quien soy y así justificar mi razón.
No hay calma
en la bestia del deseo, no hay últimas palabras que decir mientras queden recuerdos
que amartillen mi mente una y otra vez. Cierro mis ojos intentando escapar de paredes
que encierran un silencio que supera cualquier dolor, sintiéndome inmortal cuando
estoy ahí.
Declaro fragmentos
de nosotros cuando cortábamos el viento y todo era Mayo, pero la tinieblas me
devuelven al día en que todo se coaguló dejándome en un abismo. Ahora entiendo
que no hay más muerte que temer mis sueños, solo deseo que lentamente el tiempo
vaya olvidándose de mí.
Ven y
quítame la dosis diaria de dolor, quítala y abrígame, dame tu poder infinito
que da vida a las palabras y que tu calor sane mi herida. Necesito que llames
mi nombre antes de que estas silenciosas lagrimas rompan mi alma.