La
duda comienza cuando el deseo sucumbe al abatimiento,
a la falta de ilusión, a
la desesperanza y concluye sometida
a las circunstancias adversas del momento.
Aflora
un signo de cambio que se inicia al lanzar la primera
piedra contra quien tenía
el poder de cambiarlo todo
con una actitud, con una mirada, con una palabra.
Y finaliza
cuando una de las partes cae derrotada por la desilusión,
la amargura y la aceptación
de la pérdida del otro.
La duda acaba siendo una enfermedad,
un
mal que infecta la mente, haciéndote sospechar de todo
incluso de uno mismo.
Una
vez consentida es imposible apaciguarla
y termina por hacerte perder lo que te
sostenía.
Incluso en los intentos por erradicarla la
duda siempre sobrevive.
se requiere de una absoluta dedicación contra los enormes obstáculos.
Aun a sabiendas de que al final, uno sabe que en cualquier momento
la corriente puede girar y arrollarte en una embestida.
Porque lo único seguro en una duda
es que el inocente será el primero en caer.
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