Recuerda que moriras

domingo, 3 de abril de 2011

 

                  Al pie del muro, 

donde el poeta llora, a una cruz sin nombre.

  Donde descansa el despojo del recuerdo

 y fluye la amargura inocente del que allí…      

                 ahogó sus gritos.

Allí mismo, cuando los engullidos restos, 

se olviden en la indiferente tumba.

              ¿Quién los velará?


 

Una vez más, levanté la mirada. 

Y pregunté ¿Por qué tú, también lloras? 

Desmenuzándote en miles de infinitas lágrimas saladas.

Una vez más intenté mirar y solo hallé penumbra.

Oscuridad envolviendo lágrimas, lágrimas a oscuras.

Sollozando soledad y desahogándome en pequeños esbozos 

de palabras incompletas.

 Murmurando a solas, sin saber cómo explicar...

Sin saber cómo comprender...

¿Por qué? el poder que te invadía…Te había dejado tan sola.

¿Por qué, te llamaron, noche?


 

                   Miré de nuevo y supe, que esos de miles de deseos, 

que cada noche emergen en tu cielo, son almas errando a oscuras.

    Permanecí inmóvil, como no queriendo molestarte con mi presencia.

                    Y te hallé inerte, tan vacía incluso de nada, 

                          que me conmovió tu quietud.

                               Comencé a preguntarme… 

       ¿Dónde más podrían colgarse tantos llantos, si tú, no existiera ?

¿Dónde más podrían nadar los suspiros del poeta…si tú, no amanecieras?

                 ¿Dónde susurraríamos…las palabras sinceras?

                    Incluso esas, que de alguna pluma nacieran.


¿Por qué te desterraron sin más, al final del día?

¿Por qué partir tu corazón de esa manera?

¿Por qué intentar cerrar tus ojos, para que un solo color oscuro tuvieras?

Noté lágrimas surcar tu rostro, cuando alcé la mirada  al cielo.

Y yo seguía sin entender tu nombre.

Sin comprender por qué infundías temor.

Quizás por tu negro azabache o tan sólo por tu tenebrosa falta de color.

Con qué desmesura negaba tus negros labios.

Con cuanto desdén…con qué premura,

ignoraba tus dulces caricias, tus caricias oscuras.

Y ahora que te encuentro...

ahora que te palpo entre mis sentimientos,

déjame lavar mi culpa...

Empaparme de tus lágrimas, de tus lágrimas oscuras.

Te sienta bien, tu negro, noche.

Eres tú, mi oscuridad oscura.

mi perdido amor negro,

que comparte mi soledad a oscuras.

Y ahora que contemplo tu negra hermosura,

No me importa pronunciar tu nombre...

Yo y la noche, la noche y yo.

Siempre a oscuras.



Tu mano en la mía, sintiéndote

Tus dedos enlazando los míos, atados con piel.

Y ahora en el suspiro que roza la tarde…

Que huele a ti.

Mi mente entre brumas te sueña.

Te imagina, y te reclama.

Pero es... esa lejanía la que duele cada día.

Que me dulcifica y que me mata.

Apartándome de tu mirada, sincera y alocada.

Devolviéndome entrelazada…

Tu ausencia y tu distancia.


Cierra tus ojos.

Esos…, que sólo muestran lo que eres capaz de sentir. Siénteme dentro de ti.
Deslizándome... suavemente.
Como alma llena de brisa... cálida y fresca, penetrándote.

Llenándote de mí.
Mírame a los ojos...

Siente mi mirada en los tuyos.
Fundiéndome...
Sé que podrías hacerme sentir de nuevo…
y que tus labios, abrirían mi alma, devolviéndome la pasión, el deseo y el fuego…consumiéndome lentamente...
Encendiéndome con cada roce, con cada caricia.
Devolviéndome tu sonrisa

Deseo tu alma... repleta de entusiasmo contenido.
Anhelando su atrevimiento... quiero sentirla, y deshacerme con ella.
Entraré como aliento.

Ábrete a mí…